Por último

"...haber estado complicado con el viento que siempre tiene razón,
con la tierra y el agua y con la hierba que siempre tienen razón."
(R.G.A.)

25.11.07

Del oficio de escribir

Poemas de "la intemperie" (1986 -1999)








la intemperie desbordante


todas las llagas, la sangre,
los párpados huyendo de la hiriente luz,
las viseras ante el horror primordial:
el vacío, la separación, el frío,

la memoria del principio de las cosas
es el peso de la carne, de la propia carne,
en el principio fue el dolor
un sobrevuelo a ras de tierra,
imposible ascensión con tales contrapesos,

solo la fiebre eleva mientras consume
y despliega el mapa de la intemperie rebosante,
se desenrolla la columna Schwitters
arrastrada por el pedaleo de un niño oscuro
sobre un triciclo oxidado y el viento niño
enloquece al gallo de la veleta,

ruta,
perdida hacia el extraño destino de lo sin valor,
lo abandonado entero,
“es infinita esta riqueza ...”,
leucocitos, plaquetas, bosta, humus,
huesos de perro y sus ladridos
bajo las tres ruedas mínimas,
gritos de teros , batir de ramas de eucaliptos ,
aire cargado de eucaliptos sobre el primus,

el camino de escarchas y la línea del agua congelada,
“mantener las manos sumergidas en el agua helada
para conocer el dolor,
para aprender a soportar el dolor”,

el frío es la ausencia del calor, el calor no abunda,
el Universo es frío, abrigarse es acercarse al calor,

el pedaleo incesante alrededor del fuego de San Juan,
de San Pedro, de San Pablo, de todas las hogueras
de todos los santos condenados sin ropas y sin nombres,
el crepitar de ramas
ramas de siempreverde, de ligustro, de paraíso,

el camino de hojas, lajas, latas, a los confines del palomar
y alrededor de la niña desnuda y el ojo vertical
que atrae como imán,
y las compresas, el untisal, pan mojado en leche
y hojas de coliflor, las camas paralelas y los palillos giratorios
del respaldo, gimiendo, como Ella al arder la carne quemada,
electrificada, “niño, mi niño, vendrás en primavera”, “ven al encuentro de la primavera”, “...la primavera volverá, tu florece...”,

el ciruelo serruchado, las ramas taladradas por los gusanos,
los brazos excoriados, pustulosos, por los gusanos,
golondrinas en las axilas, sabañones en las orejas:
escuchar es dejarse llevar, como un pájaro;
el pedaleo incesante entre los tímpanos, fugas sonoras
primero hay que saber partir”;
la Danza del Fuego y el ardor entre las piernas, sobre las piernas de
la niña: “tocá, tocá” y la carne enmudecida
la espada del Arcángel amenaza con su fuego frío,
las estampitas, el misal, el brazalete de primera comunión
manchado de chocolate, sobre el barro oscuro marcan la señal:
el camino esta lleno de peligros,
“¿para qué andar, si no llegaremos mas que al mismo sitio?”,

la carcajada de la niña, los dientes sanos,
la lengua nueva, “tocá, tocá”, los dientes inmensos
del compañero indoblegable, “saltá, saltá”,
abajo el agua verde, gelatina podrida, la sangre de las zanjas
o saltar, saltar, escapar a un pinar donde hay un dios
encerrado en una piedra que ilumina otros dientes, otras piernas
y la sangre late, salta, toca,

dale abrigo, dale refugio, date revancha,
que venga el fuego y el fuego arde en el centro del mapa
como bonanza y el banjo y el tambor resuenan bajo los
pies que andan como rey por la calle ultima del ultimo suburbio
de la ultima ciudad del mundo,
donde comenzara el Gran Fuego de la revolución,
donde los hombres
resguardaron, murmuraron y gritaron el nombre del Gran Ausente,
y un solo, y un solo corazón” y conservaron su sombra
y prepararon su llegada con fósforos en las manos,
se escucharan las grandes campanadas,
los muertos serán liberados y avanzaran con nosotros hasta la victoria
”,

pedalear empujado por el viento embriagador,
el cielo cubierto de estrellas rojas hace de la noche
un incesante amanecer, y el perfil de lenin, y el índice de trotsky,
constelaciones del futuro inminente,
y los prendedores de guevara en la solapa de la burguesa en el casino, la sonrisa burlona del abuelo marx, el cuello de mao
multiplicado como los libros rojos
por cardin, saint lorent, balenciaga...

el cielo era un pobre tapiz urdido a mano,
por generaciones,
ocultando la noche verdadera,
arrancado y deshecho, apenas se adivina entre el lodo
de los borceguies,

las tres ruedas resbalan en el río de fango, estiércol, sangre,
los gorriones llevaron las semillas furtivas, crecer es fruto de la dispersión, de otra tierra, otro cielo, otros silencios y esperas,
hiciste bien en partir Arthur Rimbaud”,
errar por el lecho helado de un mar que se seco,
confiar en el recuerdo del abrigo ausente sin esperanza alguna,
y escapar a la jauría de manos que emergen de la sombra,
sin rumbo , manos recordadas, manos que acariciaron, que alzaron copas, que abrigaron otras manos, torsos, muslos, nucas, desesperanzas, que tomaron ladrillos, palas, herramientas, válvulas,
cigarros, gatillos, cuerdas, y sintieron la fiebre entre los dedos,
ahogar el viento de los gritos, lamentaciones, carcajadas del
siniestro
humano, sirenas del naufragio travestido de conmiseración,
abroquelarse y pedalear, las rodillas heladas, los pies en carne viva,
desencajarse con las agujas de la autoironia,
es el mal bailarín el que se queja de la pendiente de la colina”,

pedalear, sin tierra firme a la vista,
alentado por el camarada insustituible
que escribe absurdas cartas desde el otro lado del mar,
sentir que veinte años no es nada”,
nada mas que un peligro y un agujero que crece en el alma, sentir
otros vientos murmurar, el viento davis ,el viento parker,
perseguidor, empujador, entibiador,

desentender la palabra apenas dicha, apenas
susurrada, apenas libre pero única ligazón, única señal en el camino,
entre tanto silencio de la salud de los enfermos,
viento de alcoholes, bronces ensordinados,
el llamado de la distancia, la huida,
y caballos, y el sur,
sur ausencia,
sur sol,
sur resolana sobre las ruedas del triciclo volador,
sacha puma, sacha guitarra en tamel aike,
bandoneón, vino espeso y barato en las gargantas secas
por el polvo de los volcanes,
las comparsas de esquila en su huir arrastran todo dolor,
en una nube suspendida de aguardiente, guitarras, carcajadas,
el alma huye tras el reguero de vida, el cuerpo queda plantado,
árbol torcido señalando el este oscuro de las ciudades,

esquiladores, cosechadores, recolectores de frutas,
otras aves esparciendo simiente desde el sudor,
el fervor del músculo y la miseria y la desconocida riqueza,
esperma derramado en hembras de granito y liquen,
sin voz, sin reparo, intemperie de la desolación, mojones del camino, “vivaqueando el sol, y no tenían nada que ponerse”,
la esperma derramada no será traicionada” ,criaran hijos que huirán
perseguidos por el recuerdo de la nube suspendida, la heredad y el hambre,
río senguer, gregores, río mayo, cordillera perdida,
mar de las piedras rodadas como el corazón que huye,
cementerio de corazones tehuelches en la meseta derrumbada,
cuarzo, berilio, basalto, el oro de los tontos cegando
las manos congeladas en la piedra,

pedalear siguiendo el galope del caballo baquiano,
animarse en el laberinto embriagador de las ciudades,
el sexo erecto apretado en las grupas, sirena muda llamando
al esplendor de otros muslos, otros senos,
golpeados, casi inmóviles en sus propias jaulas,
jaulas que se entreabren, que ofrecen claves y combinaciones
al solicitante licencioso y paciente, que ofrecen trueque de calor,
olores, tactos y fluidos y vuelven a cerrarse a la espera de otro
descifrador,

la condena del hígado de prometeo, “por probar el vino y el agua salada”,
seguir el rastro de una naranja de ruta impredecible y
entibiecer la espalda helada, la carne entumecida, con el reflejo del sol
a través de las ventanas, peregrinar hasta el viñedo perdido
a rescatar el ultimo vino y saludar al otoño borracho,

pedalear con las herramientas del cerrajero y desarmar la jaula,
barrote tras barrote, menos uno, soldado a la carne como señal de
pertenencia, demasiado golpeados por la historia como para no desear que la historia termine y el descanso, relajación, calmantes,
calma, el vaivén del oleaje, calma,
el canto de los benteveos, calma,
la gran V de las migraciones sobre el cielo , porcelana azul, calma,
el sol recién nacido, calma,
el florecimiento de un diente de león, calma,
calma el vino carmesí,
calma entonar una canción perdida,
criar hijos, aprender a amarlos, calma,
calma llorar, reír, freír cebolla con orégano fresco, calma,
calma ver crecer el verde luminoso sobre el lecho del mar que se
secó,

sin embargo la fiebre, el enigma de las rosas de cobre,
el calor presentido, agazapado entre la yema de los dedos,
en los ojos infinitos del camarada insustituible,
trayendo a casa, todo aquel fulgor”,
saber que empuja al viento adormecido, aliento de lo humano mas humano que empuja otra veletas, y los boletos, los pasajes, los pasaportes de todas las travesías,
el espiral de los viajes inútiles
sobre el mapa, las huellas al borde de los abismos,
la selva de las palabras, ajenas como el dinero,
y cargar el machete y a la carga motorizado en las tres ruedas
y abrir un surco apenas perdurable, aunque giman los queridos sustantivos,
y perseguir al huidizo perfume de las palabras amadas, las que rondando corazón, abriendo los sentidos, curan,
y pedalear, pedalear sobre el plano, sobrevolando alturas, montes suaves, y vislumbrar estremecido al propio rostro de uno
bosquejado
en el mapa de la intemperie desbordante.



los perdedores

gozosa herida,
insistencia absurda de golpearse y golpearse
con la misma miseria los oídos,
noble madera carcomida, herrumbre de los años,
persistencia,
canción cortada por el hacha de un carnicero
viva en sus pedazos,
crece en tiempo de descuento,
cuando la edad comienza a ser una amenaza,
crece
una música tatuada en las entrañas,
para que la clasifiquen los imbéciles
y le teman los traidores,
y los asesinos sepan que nunca descansarán
y aunque sea
les sirva de condena,

no hay llanto tan feroz,
ni dolor tanto,
melodía embrujada que nos arrimas al borde aquel
de la derrota,
y nos empujas seductora a ese otro lado donde todo calla
para siempre,

quizá no fuimos fieles a patrones o ejemplos,
quizá el azar marcó de canto una baraja mala
y nos dejo sin falta ni resto,
o tal vez temblamos mas de lo que el tiempo exige
a los verdaderos triunfadores,
y perdimos el fiel, el equilibrio, la mesura,
el cinismo de los escaladores,
y la alegría de los exitosos sin culpa y sin memoria,

pero aun nos conmueve
una “esperanza absurda , que es toda la fortuna...”,
melodía embrujada,
sirenita,
te reís de nosotros que no queremos cera en los oídos,
aunque tu canto convoque los dolores mas hondos,
y persistimos en hacer el viaje
atados al palo mayor,
sin brújula ni timón, sin cartas ni astrolabios,
sin marea ni mar,
despidiendo a los muertos que mueren todavía,
sin llegar a saber
si la nave parte, si sube la marea,
atados al palo mayor, de una nave varada y descompuesta,

no hay otra cosa que sea tan inútil
no hay otra cosa que nos importe tanto.



también vivimos

de recuerdos,
de evocaciones,
también vivimos

en la playa desolada,
desguarnecidos,
llamando inútilmente
en la tempestad,
también vivimos

la marea baja lenta
y se vislumbran
manchas,
basuras,
restos
sobre la playa,
caminamos
sobre la anatomía descuartizada
de la derrota,
aún son tenues los llamados,
tenues y temerosos,
un horizonte en brumas,
así
también vivimos

entre ceremonias de exhumación
y primaveras
esta nueva estación
y sus milagros
de horas dilatadas,
de reencuentros,
de homenajes tardíos y delirios,
del sabor amargo de la nada
y el hambre
de lo imposible,
y la fe y los rencores,
también vivimos.



la sequía

después de los grandes incendios
la sequía
solo el rencor conserva humedades, cactus
solitario en los altiplanos de la desmemoria;

cactus somos, mareados por el resplandor,
inhabilitados para ver las sombras por las luces vigilantes del progreso,
los mismos wats en auschwitz y en el shoping
el ocio dignifica” brilla el neón en los palacios del consumo;

cactus entre objetos del deseo mas breve, al acecho
en laberintos de cemento, vidrio, acero,
falsas fieras que esconden bajo el envase de la fascinación
toda la miseria de su origen,
toda la miseria de su destino,
oh jorge luís, en que se convirtieron las alquimias de la rosa!
papeles amarillentos guardan el breve aleteo de la razón
sobre el cielo de occidente,
el que persiga su vuelo queda en sombras y con irremediable
sed, pero le consuela , al menos el recuerdo de una humedad desconocida;

un sol mecánico multiplica las antiguas pesadillas de la noche
y las trueca en paisajes del juego de perderse, del juego de encerrarse,
del juego de mirarse , del juego de ser copia de otra copia de otra copia;

un rayo perfecto cae sobre el paisaje de lo cotidiano
todo brilla sin mácula y sin perspectiva
la vida es una pantalla virtual,
holograma perfecto que nos integra y multiplica,
fina arena catódica, erosionando lentamente los ojos
de todo aquel que mire y quiera ver,
civilizarse es perder los ojos,
o cambiarlos por otra visión,
otra identidad de lo humano,
que siempre escamotea el viejo origen de la energía;

las promesas de igualdad clonal,
la fraternidad de los replicantes,
la libertad como un tour a crédito eterno,
la revolución permanente de lo efímero,
apetito insaciable por cadenas mas fuertes,
alarmas para no olvidar el menú fijo de la visión,
la pasión en cuotas, la adrenalina dosificada,
la sensualidad high-tech del dato ultimo,

temporales de arena,
las pantallas parecen invadir toda humedad vital
y secarla,
nada lubrica, nada humecta en uno,
arrastrados hacia el ojo del huracán
por una infinita corriente de electrones
todo cuerpo es una mera alternancia binaria
un dato mas en la corriente,
arena en un arenal,

la vida
lo que hemos llamado vida tanto tiempo,
huye como la nubecita única en el cielo perfecto,
afuera en el descampado, cactus
otros, extraños, oscuros, miran las señales,
las sonrisas de dientes perfectos de la modernidad,
sudan
moquean
lloran soledades ancestrales,
hijos de hijos de hijos de la pobreza y de los sueños evaporados
cactus espinosos
juntan humedades,
sin saber
sin poder
sin entender
y la humedad se eleva invisible como un rezo,

no llueve aun,
no llueve,

pero lloverá.



el trabajo

éramos niños y pasábamos horas
picando piedras de la casa,
luchando en guerras de miniatura,
persiguiendo hormigas, sapos, mariposas, monstruos del jardín,
esperando la lluvia y el barro en un descampado,
el mundo era un baldío, una casa abandonada,
o un patio con baldosas y macetones,
y el tiempo
el paso lento
de los días y las estaciones;

otros salían entre sombras,
volvían con sudor, cansancio, pena,
y algunas alegrías a principios de mes;
como entender el mal humor, el sueño a deshora, los gritos imprevistos,
solo resuena el eco pobre de las explicaciones:
sacrificarse, darle duro, ahorrar, cuidar la ropa nueva y los platos de loza,
y ser honesto y no olvidar ni el pañuelo ni los documentos,

entramos a la calle como a un libro de Verne o de Salgari,
pero nos perdíamos en la ciudad y nos mareaba la cerveza
y comenzamos a dudar...
¿ en el espacio entre los átomos vaga
el misterio del pulso desbocado, los rubores del sexo,
la noche con su ansioso interrogante solitario?,
pequeños peces frente un océano infinito y oscuro,
¿que traerá el sol, que traerá la madrugada?,
la angustia era saber si esa arquitectura de partículas mudas,
las fórmulas, los números, la tabla de elementos,
podrían contener los horrores del mal, la enfermedad, el abandono,
y el pasaporte a la aventura del cuerpo y a los lugares más extraños del globo;

los malabares aumentaban en casa,
un circo pobre cuida las escasas pertenencias,
todo para soportar el crecimiento
de nuestras exploraciones, “para vosotros la libertad”,
mamá zurcía, estiraba los billetes,
papá vendía verduras en la feria,

la destilería en huelga y él girando por la casa
como un perro encerrado,
el paraíso era volver, el turno rotativo, el calor sofocante
de los hornos, los gases venenosos y la paga segura, volver
con la frente marchita, pero volver, y esperar otro tango distinto,

pero yo no entendía nada aun,
y solo recuerdo el eco de sus explicaciones,
traidores, carneros, quesistas, los ingenieros no saben nada,
la gendarmería en los vestuarios, estas en la próxima lista,
y el solo repetía
serás lo que debes ser o no serás nada”,

mientras tanto los libros no mordían,
ajenos a la angustia y al dolor,
la técnica,
las maquinas,
las herramientas,
el ruido de la materia más diversa
que gime, cruje, grita,
transformada por mil operaciones;
la sinfonía moebius del progreso
ocupaba el espacio de la soledad,
el hambre, el temor y los dioses castradores,
y un muchacho virgen de sudor y rutina
aprendiendo a manejar sus manos
bailando entre martillos, limas, tubos de ensayo, ácidos y bases;

en el peso y la medida perfecta de las cosas
el ansia por un mundo predecible,
en el rostro concentrado de los ingenieros, de los doctores,
y en el ojo de los constructores,
mañana es la mentira piadosa con que se engañan
las voluntades moribundas
”,
ellos parecían encerrar el mundo en el objeto de sus desvelos
huían de la imperfección como de la música de la calle:
interrogar a los elementos con las armas de un torturador,
y nadar después en la abundancia de los datos,

marea que se esfuerza “paso a paso, centímetro a centímetro
en ahogar la violencia de los días, la furia, el crimen,
el trabajo evita el exceso de los sentimientos”,
mas tarde uno descubre,
mas tarde o más temprano,
que también los mata, y entonces
cree escuchar en el eco de las explicaciones,
mas allá del tardío consuelo de la experiencia,
el rumor de los desvelos y afanes incompletos,
la posta que nos pasan:
ojalá vos puedas”;

el tiempo no alcanza
nunca
a lavar nuestros remordimientos,
lavar el maquillaje que nos oculta el rostro
deseado y temido,

y aceptamos la paga, el sueldo, los billetes,
para ocultar pobremente
la miseria del esfuerzo cotidiano,
la distancia de los encuentros,
la picazón molesta de la vergüenza;
así andamos, ajenos de nosotros mismos,
felices de estar enfermos,
la gripe, el asma, el cáncer, como la medida de un respiro,
tabaco, alcohol, venenos de variado precio, duración y consuelo,
promesas vanas del ayer
golpear los espejos para que dejen pasar,
interrogar a los objetos, ansiosos
de su insurrección,
el accidente que libere de la caída hacia la nada,
nada, nadie, nunca”,
y como los espejos no dejan pasar,
y los objetos permanecen mudos,
buscar un dios, un héroe, uno que llegue al otro lado,
héroes que nacen de la angustia
dioses con falsa alegría”,
un vino malo con largas resacas;

hay otra plusvalía clandestina, escondida, permanece
en el eco de las explicaciones, las nuestras que ahora
otros escuchan,
pequeña promesa, lucesita,
que se genera solo con las propias manos,
y con las manos de otros que también palpan la oscuridad,
encontré compañeros encontrándome yo
florece en el cerebro como el deseo verdadero,
por ella estamos vivos.


la intemperie desnuda

no soy yo
quien te echó a rodar
canto, bolita
de entre los dedos de un niño
a recorrer un mundo

en el arco de una vida cabe de biafra a bosnia
referencia del horror, siempre mas lejos,
mas cerca el viejo de la bolsa
trocando en Hombre de la Bolsa y
asustando aún,
falsos conjuros de la ignorancia del arrabal,
pero es que había un país en tu partida,
bolita,
y la plumita del caburé
y yo era aquel que ayer nomás vestía
el guardapolvo blanco y la canción sagrada,
banderita,
banderita esplendorosa bajo un cielo refulgente,
creía que en tus pliegues
dormía Evita, se escondía el Che,
y el viejo sanaba sus dolores, curaba su cansancio eterno,
creía que en tus pliegues
jugaban y reían
los huérfanos del mundo,
"nunca el pan y la comida han de faltar"
me dijo un tigre antes de
jubilarse y saber
lo que es el hambre,
banderita argentina,
ese cielo se nubló y un viento helado
se ensañó con tu trama delicada,
te usaron para esconder,
te usaron para tapar,
con vos violaron, robaron, torturaron,
ya no cubrís, no calentás,
entre tus hilachas pasa solo el viento helado,
cuerpitos que tiritan,
criollitos de mi pueblo,
pebetas de mi barrio,
te quieren remendar y
ni un hilo de voz les queda,
y las golondrinas de su solo verano
vienen como parteras y
se los llevan como enterradoras,
y es un soplo la vida y
vos rodás
bolita japonesa
entre las tumbas incesantes
brillando por el barro
tierra pampa, humus planetario hediondo
de polistas y
golfistas y
surfistas y
caballitos criollos
argentino handicap
occidental y crestiano
campo pampa roturado,
fragmentado,
parcelado,
por cargil, nidera, kellog y mckein
espejismo de un mar
siempre es ajeno
ajenjo,
añejo,
anexo,
al pedo
al pan hay que pagarlo
rodás bolita,
rodás
por los fueguitos que encienden
con rastrojos,
los niños
en los caminos oscuros
bajo los puentes,
en las estaciones,
en los baños podridos,
en las plazas heladas,
en las playas vacías,
¿en qué cruzada están los niños
perdidos?
anteayer los arrojábamos jalonados de flores al
fondo del volcán a calmar a los dioses,
ayer los arrojábamos a las calderas hambrientas
de las locomotoras del progreso humano,
ahora no hay dios ni porvenir,
y los arrojamos a la oscuridad,
vagan por los caminos comiendo vidrio,
heridos por la espada del padre ausente
y vejados por los cuchillos más sucios,
vagan con brasas en las manos pero riendo,
bolita, acerito,
los niños sucios, piojosos, cagados,
con piedras en las manos,
vagan acechando,
sin rumbo
con hambre en los bolsillos,
con hambre en los tobillos,
¿y que gusto tiene la sal?
ninguno:
ni la bolsa ni la vida
bolita, bolón,
rodás por las ciudades
el brillo engaña, la vidriera embruja,
la espuma del consumo se derrama
y esconde la ventana de los inviernos,
temperatura y humedad controladas
en la incubadora del ciudadano ubicuo,
y cuando la unidad esta saciada se ofrece colección
"comprándolo todo ortega y gases"
hay que tener otra, hay que tener mas,
no importa para que 100 muñecas 100
serie fin del milenio exclusiva
aproveche
compre ya
ya
ya
todos los modelitos para
los nenes de la casa
no saben de cuchillos
no han sido heridos por ninguna verdad
no ven
sucios,
piojosos,
cagados,
fuera del brillo y el perfume
no ven
no escuchan
rodá bolita
rodá
y contame un poco:
¿quién derrumbó el paisaje de tu partida?
¿quién sembró el viento helado en la llanura?
¿quién desnudó la intemperie?
y sobre todo
¿quién arrojará la primer piedra?


la intemperie - Carlos Aprea - Ediciones Al Margen - 1999

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